Oscar MIGUEZ | 1949 - 1954

Ataque: 91
Defensa: 37
Estabilidad: 80
Resistencia: 84
Velocidad máxima: 83
Aceleración: 86
Respuesta: 89
Agilidad: 88
Precisión Regate: 88
Velocidad Regate: 88
Precisión Pase Corto: 78
Velocidad Pase Corto: 76
Precisión Pase largo: 79
Velocidad Pase largo: 78
Precisión Disparo: 87
Potencia Disparo: 87
Técnica de Disparo: 91
Precisión de tiro libre: 80
Efecto: 83
Cabezazo: 86
Salto: 82
Técnica: 88
Agresividad: 90
Actitud: 85
Habilidades de Arquero: 50
Trabajo en Equipo: 85

Lesión Tolerancia: A
Estabilidad: 7
Precisión Pie Malo: 5
Frecuencia Pie Malo: 2

El 20 de agosto pasado, falleció a la edad de 78 años, Oscar Omar Míguez, extraordinario jugador, que comandara la famosa delantera de Peñarol de1949 –para muchos, la mejor de todas las épocas- y como si eso fuera poco, fue titular de la selección uruguaya, campeona del mundo en el Mundial de 1950, con la inolvidable final incluida, en que Uruguay se impusiera a Brasil, por dos goles a uno, goles convertidos por Juan Alberto Schiaffino y Alcides Edgardo Ghiggia.
Inició su carrera en el equipo de Sud América en el año 1947, destacándose desde las divisiones juveniles y “la reserva” de aquella época, la segunda división.
Un año más tarde, se incorporó a Peñarol y se integró rápidamente al primer equipo.
Jugador de exquisita técnica, con un dominio de pelota inusual, con una extraordinaria habilidad para cabecear, con “chilenas” espectaculares que dejaban parados a los defensas y los goleros, con sus “bicicletas” y sus “jopeadas”, que hacían las delicias de sus múltiples admiradores.
Los pocos que lo criticaron, lo hacían refiriéndose a que quizás recordaban alguna tarde en que no había cumplido una gran actuación ni marcado goles, porque había tratado infructuosamente de hacer dos o tres “caños” o “túneles” como se dice ahora, a su marcador de turno. Pero quién se va a acordar ahora de esos errores cuando hay tantas jornadas maravillosas para agradecerle, porque jugadores como él no se han visto muchos y actualmente, son casi inexistentes.
Yo, por mi edad, obviamente no tuve el placer de verlo jugar, pero siempre escuché a mi padre y a mi abuelo, hablar de él, junto con Juan Alberto Schiaffino y Juan Eduardo Hohberg.
Siempre, entre bromas y risas, unos preferían a Schiaffino, porque fue ídolo no sólo en Peñarol, sino en la selección y en el Milán de Italia, donde fue considerado el mejor jugador extranjero de todas las épocas.
Decían sus fanáticos que en varios partidos, había sido el mejor jugador de la cancha, bajo la lluvia y que había terminado sin embarrarse su equipo.
Otros decían que Hohberg había sido el mejor, ya que fue durante muchos años “el verdugo” de Nacional, con goles sensacionales en los clásicos y que terminó su carrera con el título de 1960 y la obtención de la primera copa Libertadores para Peñarol.
Contaba el mismo Hohberg, - temible shoteador de tiros libres- que en su primer intento, le apuntaba directamente a la barrera a modo de advertencia y luego de que cayera víctima de su potente remate algún defensor, a partir del segundo tiro libre, ya era casi seguro, que su remate llegara directamente hasta el arco y se convirtiera en gol.
Claro, decían algunos para suavizar las discusiones: si Hohberg era 8, Schiaffino era 10 y Míguez era 9, entonces para qué discutir si tenían la posibilidad y vaya que la tuvieron, de jugar los tres juntos en aquella inolvidable delantera que completaban Alcides Ghiggia de puntero derecho y Ernesto Vidal de puntero izquierdo.
En esta época en que muchísimos jugadores valen 20 o 30 millones de dólares o más bien de euros, ¿cuánto valdría aquella delantera?
Más vale no pensar en la cotización y quedarnos con el recuerdo de Míguez, de sus “chilenas”, sus “taquitos”, sus “rabonas”, sus “bicicletas”.
El tenía un apodo “El cotorra” pero como investigando, me enteré que no le gustaba que lo llamaran así, no se lo voy a decir. Gracias Omar. Hasta siempre.